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Alycia...

DESIDIA

DESIDIA Domingo por la tarde, hace un calor bochornoso, es más que probable que esta tarde haya tormenta.

Estoy en la cama tirado y casi desnudo, acompañado por un montón de botellas de cristal, supongo que no hace falta que diga que todas ellas son de bebidas alcohólicas, supongo que no. Hace calor y la habitación se me hace demasiado pequeña… estoy a punto de perder el conocimiento, pero adivino su aroma entre el olor a alcohol del barato y a cerrado. Está demasiado oscuro para ver y puede que yo esté demasiado borracho. Pero reconozco su aroma y se que está ahí, porque puedo sentir que es mi ángel…

Se para justo delante de la ventana y adivino en su silueta cada una de sus formas hasta tener una imagen nítida de su cuerpo y no una figura plana en mi cabeza. Va tan ceñida como siempre, tanto que uno no sabe si va vestida o desnuda, solo te puedes fijar en las curvas, suaves curvas que hacen que uno se deslice suavemente hacia la locura que produce contemplarla. Solo puede ser ella. Su olor. Sus formas. Sus silencios… mi ángel…

Puedo sentir su mirada posándose sobre mí. Todo su deseo sobre mí. En ese momento comprendo que no estoy en mis plenas facultades, ni mentales, ni físicas, y que si se abalanzara sobre mí cual leona que acecha a su presa desde hace rato, yo no tendría escapatoria. Quiero ser devorado por ella. La deseo tanto o más que ella a mí. Mi ángel…

Ella asume su papel de gatita callejera intentado coquetear en silencio conmigo al ritmo constante de sus tacones. A ella le excita que la mire sin intentar siquiera tocarla. Sin duda le gusta. Y el hecho de que ambos permanezcamos en silencio no hace más que confirmar nuestro deseo.

Es demasiado elegante para ser una simple puta que se hace la calle. Yo no la pago porque sea prostituta. Ni siquiera porque tenga la necesidad de acostarme con una mujer. Es solo un trámite para poder estar con ella y contemplarla. Solo quiero estar con ella. Sentirla a ella. Sentir los movimientos de su cuerpo encima de mí. Ver su boca entornada entre jadeo y jadeo. Solo quiero que ella siga siendo mi ángel…

¿Qué puede suceder cuando una puta y un borracho se atraen?

El sexo es bueno, sin duda, ella es una profesional. Pero no es eso lo que realmente nos mantiene unidos. Lo que nos une es que somos dos seres solitarios que no se tienen más que el uno al otro. Yo acepto lo que es ella, y ella me acepta tal y como soy. No nos pedimos que cambiemos. simplemente, somos lo que somos, porque en este mundo debe haber de todo.

Puede que esto no sean más que las tonterías de un borracho tirado en un motel en una tarde de verano, encerrado y medio inconsciente o puede que simplemente se trate de mi realidad.

4 comentarios

ElSeñorDeLaMansion -

Asombrada Alycia, que miras con ojos de asombro a este mundo sinsentido:
Hace tantos años que pasé por tu ciudad que ya no creo que me reconozca, ni yo a ella.

Sólo tienes que susurrar tu proposición en mi cuenta de correo...

Marcel·lí -

me gustó conocerte a ti y a tus escritos e imágenes acerca del deseo humano.
espero poder seguir disfrutando de ti.

un beso.

María Lasciva -

bonito relato, algo triste y melancólico...
besos

ElSeñorDeLaMansión -

Alicia la de los Muchos Rostros,
Señora de Toro, Borracho de Hotel, Poetisa de Hermoso Torso... Me confundís e intrigáis. Os agradezco la visita a Mi Mansión.