Al Señor de las Brumas
Mis padres murieron después de que cumpliera los 20 en un accidente de coche dejando una fortuna a mi disposición pero que me administra el abogado de la familia, él me provee de todo lo que me hace falta en cuanto al aspecto financiero. Siento mucho empezar mi relato con un tema tan frívolo como el dinero, pero los tiempos que corren y para el total entendimiento de la historia que voy a relatar es imprescindible.
Pedro, el abogado, llegó a casa sobre la 1:00 p.m. a darme la noticia, él es como un tío para mí y siempre le hemos dado un trato muy familiar, un hombre bien cuidado, de unos 48 años y muy atractivo de trato muy agradable. Cuando las palabras accidente y padres salieron por su boca y en una misma frase me sentí perdida y desamparada, sola, y sin saber muy bien hacia donde se dirigirían mis pasos ahora, ¿cómo iba yo sola a resolver todos los asuntos que mis padres se ocupaban antes? Es lo malo de vivir en una casa donde te crían con la prerrogativa de saber que todo está resuelto hagas lo que hagas, se me echaron encima todos los socios de mi padre y los bancos me volvían loca con todas sus llamadas y sus ofertas de inversiones que yo no entendía, yo no tenía ni idea de cómo llevar una empresa, o qué hacer con las acciones de mis padres… Pedro en seguida me dijo que no me preocupara, que entre los dos buscaríamos la solución y que lo mejor sería que de momento, mientras preparaba papeles me fuera a la casa que tenían mis padres en la sierra y descansar.
Así que prepare mi equipaje y prepare la camioneta y me fui para quedarme tres semanas, cuando llegué me sentía sola, llamé a Pablo, un ex novio mío al que dejé por su afición a irse con extraños para tener sexo, me dijo que estaría encantado de pasar unos días conmigo y que se llevaría un par de amigos que teníamos en común, me pareció bien.
Empecé a limpiar toda la casa y luego me fui a dormir. Como iba sola, me lleve mis juguetitos, para poder entretenerme, pero aunque lo intenté no tuve un buen orgasmo.
Al día siguiente decidí ir al supermercado antes de que llegaran mis invitados, para cuando volví ya estaban esperándome en la puerta de la casa. Y para mi sorpresa Pablo había venido con dos amigos que no esperaba, Pedro, el abogado, y su hijo de 18 años, Sergio… al principio no me pareció raro, Pedro también era el abogado de la familia de Pablo, y les invité a entrar y a tomarse algo, Pedro me preguntó que si quería que me preparase una copa para mi también mientras recogía la compra y acepté. Nos la tomamos mientras charlábamos, lentamente una somnolencia se fue apoderando de mi hasta que me quede dormida en el sofá.
Para cuando desperté me vi desnuda y atada de las muñecas y de los tobillos al cabecero y los pies de mi cama en forma de X, tenía un vibrador en mi ano y otro en mi sexo, apagados, pero tenía ciertas dudas de si durante el tiempo que había estado dormida, no se cuanto, hubieran permanecido así, apagados. Pablo entró en la habitación, su sexo estaba inhiesto, señalándome, como si me estuviera avisando… a los pocos minutos entró Pedro, en las mismas condiciones, poniéndose cada uno a un lado de la cama donde yo permanecía atada.
Yo empezaba a asustarme de verdad, porque Pablo y yo a veces habíamos jugado a cosas así, pero nunca aprovechando un desvanecimiento mío. Sergio entro al buen rato, pero su sexo estaba flácido. Pedro le regañó por ello, Pablo le dijo que era normal siendo la primera vez y teniendo una mujer como yo atada, desnuda, y con dos caballeros como ellos dos allí presente, siendo además, uno de ellos su padre. Sergio pronto se recuperó de la situación, supongo que al decirle Pablo que me mirara su mente se llenó de ideas…
- Alicia – Me dijo Pedro sacándome el vibrador de mi sexo y acariciándomelo con una mano y la cara con la otra – no temas, Sergio va iniciarse en el arte de la dominación y cuando invitaste a Pablo pensamos que sería una buena idea que fuera contigo. Pablo nos ha hablado tan bien de ti… - yo no podía hablar nada pues tenia una pelota de goma en la boca unida a una mordaza… pero mis ojos lo decían todo - no temas pequeña, nosotros cuidaremos de ti…
Le hizo un gesto a Sergio para que empezara. Subió a la cama y se colocó entre mis piernas, yo me agitaba nerviosa para poder impedir que me penetrara, entonces Sergio me abofeteó fuertemente y me insultó ordenándome que me estuviera quieta… Pedro le quitó en seguida de encima de mí.
- Eres un estúpido… - me acarició la cara como si quisiera borrar de ella las marcas de las manos de su hijo - Ella no es un mero objeto, es un ser delicado que te dará mucho placer si lo sabes hacer bien… ¿verdad querida? – seguía acariciándome el sexo despacito y yo sin poder ni querer evitarlo debido al placer que recibía de aquella mano me sentía cada vez más húmeda. - ¿lo ves? – Sergio asentía con la cabeza – Tengo que proponerte un trato Alicia. Si te quito la mordaza, no gritarás y serás buena. - Yo asentí con la cabeza y Pablo me quitó la mordaza. – si consigues que Sergio se corra antes que tú con el vibrador en tu ano y siendo follada por él, te dejaremos en paz, si te corrieses tu antes que él, pasaremos el resto de las vacaciones aquí contigo haciéndote todo lo que deseemos – Apenas sin pensarlo respondí que si a aquel trato.
Sergio subió de nuevo a la cama y empezó a penetrarme despacito, notaba todo su pene dentro junto con la presión que sentía en mi ano y la excitación anterior con la mano de su padre, un suspiro de placer salió por mi boca como a cámara lenta, mientras Pedro aprovechaba para meterme en la boca su polla sin miramiento alguno, apenas podía respirar… y Pablo movía el vibrador con verdadera maestría en mi ano, apenas habían empezado yo me sentía cada vez más excitada en aquella situación, a pesar de lucha en contra de ello… Pablo debía sentirse discriminado por ser el único que no tenía metido su sexo en ninguno de mis agujeros y pronto se canso de mover el vibrador que sacó para reemplazarlo por su polla, un grito estrangulado de placer quiso salir por mi boca, pero el pene de Pedro me lo impidió, obligándome a seguir tragándomelo. Pablo bombeaba con fuerza, en eso, desde luego no había cambiado, en cada embiste mis gritos eran furiosamente acallados por el sexo de Pedro, no duré ni veinte minutos en esta situación cuando mi cuerpo empezó a sufrir una serie de espasmos que les anunciaron a todos que había perdido el trato, pero que a aquellas alturas de la reunión ninguno estaba dispuesto a parar para renunciar a su orgasmo.
Primero fue Sergio que se corrió en mi vientre precipitadamente mientras parecía que por aquel líquido blanquecino que depositaba sobre mi cuerpo perdía todas sus fuerzas y caía encima mío desplomado.
Después fue Pablo, aun no había terminado mi sexo de palpitar sentí como su pene parecía explotar dentro de mi ano y moría como pez fuera del agua entre golpes de placer, Pedro tardaba más, controlaba su sexo, era el más maduro y el que conocía mejor como quería sentir su orgasmo, Pablo, inquieto como ya he dicho antes, empezó a lamerme el sexo sin dejar apenas que me recuperase y Sergio se había marchado ya de la habitación.
Yo gritaba de placer, la lengua de Pablo se movía rápidamente por mi sexo, Pedro sin embargo me cogía la cabeza para que no pudiera parar a descansar, ni a respirar, cada vez me la empujaba con más fuerza y más adentro me la hacía tragar hasta que por fin se corrió en mi cara… después se marcharon todos y me dejaron allí sola.
Por la noche, yo estaba intentando dormirme, entró alguien a oscuras en la habitación. Traía un barreño con agua y una toalla. Era Pedro. Que me limpió y bañó cuidadosamente hasta dejarme bien perfumada.
- Solo de verte así ya se me pone dura – me dijo mientras se encaramaba a la cama para ponerse entre mis piernas dispuesto a penetrarme de nuevo. Apoyó su sexo en el mío, estaba excitantemente jacobino, y después del amante que me había demostrado ser por al tarde mi sexo respondía solo por mi dándole paso apenas sin mi permiso… - no hagas ruido o te castigaré – la situación de estar a oscuras, de sentir su peso encima de mi, sus movimientos circulares en mi sexo, sentir como mi cuerpo y el suyo se movían al compás, mis pechos moviéndose como si flotaran en el aire y mirándonos simplemente a los ojos sin poder si quiera suspirar de placer… no tardó en correrse, y yo, que estaba animada seguirle con sus embestidas para llegar al orgasmo llegué al mío también. Después me desató de las cadenas y me dijo, mañana te presentaré a otro amigo, pero es muy exquisito y selectivo con las mujeres, quiero que seas su regalo de bienvenida.
- Pedro – le dije en voz baja – Si querías esto de mí, me hubiera sometido a ti sin vacilaciones, pero también tendré yo algo que decir ¿no?
- Claro, pequeña, pero de momento, limítate a obedecer y a decir Señor cuando quieras que paremos.
5 comentarios
El Señor de Las Brumas -
Me siento halagado por la dedicatoria, pero - sobre todo - enardecido por tu relato.
Te agradezco, pequeña, la escenificación de tu entrega, tus sueños, tu brindis, y cada estremecimiento que me hayas dedicado.
Te espero soñando entre Las Brumas
Alycia -
amor -
Amor
tiene miles de formas de manifestarse
selene{S} -
Me ha encantado descubrirte alycia.
un beso,
selene{S}
mas -