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Alycia...

Esperanzas...

Esperanzas...

Mi existencia cambió para siempre en el momento en que tuve la fatalidad de pisar la trampa. El susto inicial apenas duró un segundo, pero dió paso a un insoportable dolor físico. Traté de zafarme inmediatamente del endemoniado objeto, una boca metálica que mordía mi pierna, lo que comenzó a rasgar mi piel y los músculos de la zona. La lucha duró horas, y el hecho de que no conseguir entender qué me sucedía no hizo sino aportar una cuota de sufrimiento psicológico añadido.

Agotada por el esfuerzo de intentar zafarme de aquella dentadura metálica pensé en abandonarme a la suerte. Pero el sufrimiento era tan extremo, que no pude aguantarlo y comencé a roerme la pierna con la esperanza de poder seccionarlo, liberándome así de la trampa.

Las heridas provocadas eran tan graves que no creí probable sobrevivir, la necrosis produciría la infección y poco después la muerte. El proceso duraría semanas, y en realidad convertiría mis últimos días en una lenta y dolorosa agonía.

Pero conseguí sobrevivir a este trauma, convirtiéndome así en un discapacitado que me colocaba en inferioridad de condiciones respecto a los demás, mi futuro siempre será incierto.

Luego me enteré que a mi vecino, le pasó lo mismo que a mí cuando salió a la compra, pero por desgracia no consiguió zafarse de aquella boca metálica que le atrapó el tobillo, y que hasta varios días después del chasquido de aquel artilugio, no apareció el dueño de la trampa. Me contaron que apaleó su cabeza o que se puso encima de él para ahogarlo. Hoy en día el sufrimiento carece de importancia.

A toda esta locura deben añadirse los "efectos colaterales", como la destrucción de familias o la muerte por inanición de los hijos, que puedan estar dependiendo de los padres, parece increíble pero es cierto. No le importa a nadie lo que les pueda ocurrir.

Claro que esto casi es mejor que haber nacido en una de esas granjas de producción en las que nos crían a millones. Si mucha gente conociera las condiciones de vida que tienen que soportar los inquilinos de las granjas de producción, tal vez se lo pensaran dos veces. La cruda realidad es que las granjas ecológicas dejan tras de sí una cantidad de sufrimiento notablemente superior, los inquilinos soportan una explotación extrema.

En las granjas el espacio se limita a una jaula infecta que tienen que compartir con otros compañeros. El carácter solitario hace que el hecho de tener que convivir constantemente con otros individuos, supone para ellos una tortura añadida y deben soportar temperaturas extremas tanto en verano como en invierno. Los que allí nacen son por lo general muy asustadizos, pero en los barracones no tienen posibilidad alguna de huir de aquello a lo que consideran peligro. Nuestros cuerpos están adaptados a un  medio en el que desarrollaríamos nuestra vida natural, pero en las jaulas el suelo es de rejilla, para que las heces caigan directamente fuera de ella, facilitando así la labor de los operarios de limpieza. Lo que les produce llagas y se infectan, por lo general la hora del sacrificio llega antes que la muerte por gangrena, por lo que no reciben ningún tipo de cuidado.

El negocio es el negocio.

Reciben una alimentación basada en papillas, lo que les provoca constantes diarreas y trastornos digestivos. Pero lo que importa es el producto final y para ello el último paso es el sacrificio.

Los métodos utilizados suelen ser una cámara de gas (en realidad, una cutre instalación cerrada a la que se conecta el motor de un coche en marcha), electrocutados o simplemente estrangulados. En esta situación de violencia tan extrema, resulta comprensible que las víctimas intenten escapar o zafarse de sus torturadores, por lo que éstos prefieren evitar ser mordidos manipulándolos sin ningún tipo de consideración ni cuidado. Desde la óptica del empresario, no tiene sentido ralentizar el proceso si ello significa pérdidas económicas.

Todo vale. Incluso la manipulación genética para obtener mayor beneficio aunque sea a costa de que apenas puedan andar y sean casi ciegos.

¿Te ha parecido brutalmente violento este tipo de vida? Pues ahora vuelve a leer el texto pensando que eres un animal indefenso que ha tenido la desgracia de nacer cubierto de una piel que únicamente es valiosa para personas a las que les parece sinónimo de poder y vanagloria.

5 comentarios

southmac -

Si no fuera por la moralina ecologista sería un texto de puta madre.

No me malinterpretes. Estoy en contra de la barbarie animal. El ser humano es mil veces más dañino para el planeta.

Sin embargo, antes de la segunda lectura me sentí plenamente identificado, como animal racional atrapado en el entramado empleo-paro-subempleo.desesperación.

En cualquier caso, repito, un texto cojonudo.

la KeisyRRRLL!!! -

Me encanta el texto..
es genial..
Brutaaal...

cuando nos vemos???
a ver si kedamos este finde
y nos tomamos unas cervecitas..Ok??

Muuuaass!!! ^^

fantasía -

Me alegra tu regreso y el tema que has propuesto me parece muy bueno. Ojalá tomáramos conciencia de todo ese sufrimiento y los que son llamados animales, también sufren y que el hombre, puede llegar a ser más sangriento que el más salvaje de ellos, aunque no lleve esa etiqueta.
Un gran beso

El Señor de la Mansion -

Fantástico... ya te echábamos de menos, Alycia. Me ha encantado el relato, en su fondo y en su forma.
No te hagas tanto de rogar, ¿vale?

Un abrazo.

Naorio -

Creo que no me ha hecho falta leermelo 1 segunda vez, esos cepos han sido reveladores.

Me parece que por mucho que nos cuentes no seremos capaces de imaginarnos por lo que pasan esos bichitos.

Son tiempos en los que el sentido de la depredación ha perdido el significado de necesaria para mantener el equilibrio natural por el de sostener el equilibrio económico en el que son unos los que tienen y otros no.

La supuesta crueldad natural está intentando ser imitada por unos tipijos que no entienden que la muerte en la naturaleza tiene un sentido mientras que la suya es un sinsentido.

Muy bueno. Muamuas